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jueves, 25 de septiembre de 2014

¿ Y COMO HABLABAN NUESTROS ANTEPASADOS?

En este blog usted encontrará escritos de Guillermo Carvajal Alvarado, aquí presentó la parte literaria a la he dedicado parte de mi vida. Son observaciones anécdotas y narraciones aun no publicadas que deseo compartirlas con ustedes estimad@os lector@s. ¿

¿Y COMO HABLABAN NUESTROS ANTEPASADOS?

Tendríamos que tener estudios de Historia de las mentalidades, campo por cierto en el que nunca se incursionó en Costa Rica, ni los maestros de la historia, ni sus discípulos. Solo sé que nuestros campesinos no son los que nos pinta Aquileo en sus concherías. ¿ Como lo sé? Pues muy sencillo mi abuelo, nativo de Dulce Nombre de Tres Ríos, se inicio e pueblo natal como boyero. Comaprtí mucho con mi abuelo un hombre nacido en 1888. un Cartago, un migrante en San José, y su habla no tenía esos dejos, tonaliades, y acentuaciones que señala Aquileo.

Aquileo Echeverría y su mercando leña, solo nos relatan una escena teatralizada de una venta de leña entre un campesino vendedor de leña y una mujer. Aquileo escribe ya en un proceso avanzado de la economía costarricense, ya comercializabamos el café y el banano, digámoslo dentro del marco de economía agroexportadora el campesinado que nos dibuja Aquileo es una ficción literaria. Y si bien es cierto en muchos casos la literatura refleja una época y un grupo social, no fue este el caso del pulpero- escritor que fue Aquileo, no, en este caso el teatro le impuso un marco a su personajes.

La carencia de estudios ha servido para registrar esta "concheria" como el reflejo de lo que fue el campesinado de costarricense. MERCANDO LEÑA -¡ Hola, ñor José María! Traiga la leña pa verla. Cuánto cobra? -Cinco pesos. -¡Ave María gracia plena! ¡Los tres dulcísimos nombres! -Deje la jesuseadera; yo pido lo que quiero y usté ofrece lo que ofrezca, que usté manija su plata y yo manijo mi leña, y no hemos de disgustalos por cuestiones de pesetas. Eso sí, quiero decile que repare en la carreta, y que espí si está cargada con consencia o sin consencia. Si le cabe un palo más me lo raja en la cabeza. Yo soy un hombre legal, feo desilo; pero vea, a yo naide me' asariao hasta l'ora por mi leña. Esta es quisarrá amariyo, laurel y madera negra: de jierro pa' consumise, y pa prendese de yesca. Con una leñita asina se lucen las cocineras. -Sí, pero está muy menuda; tres pesos le doy por ella. -Por cuatro se la vaseo. -Si quiere los tres, vaséla. -Se la pongo en tres con seis, nada más que pa que vea que yo, si quiero tratar. -No mejoro la propuesta. Acuérdese qu'és verano y que anda dunda la leña. Sabe en cuánto compró dos carretadas ña Manuela, la mujer que vive ayí 'onde está echada la perra? ¡En cinco pesos! -Caramba!, de fijo que era de cerca. Tal vez jocote o güitite? -¡Qué va pa güitite!...Buena: juaquiñiquil y targuá... -Puede ser que asina sea. Mas volviendo a nuestro trato se la largo en tres cuarenta. -Los tres pesos que le dije. -Arrimeles la peseta y tratamos. -Ni un centavo. -Dónde le boto la leña? -¡Abrite el portón, Jacinta! -¡Está con yave, ña Chepa! -Aspérese, voy'abrile. -¡Gui! Güey viejo sinverguenza! ¡Confisgao tan pachorrudo! Gui, gui. Jesa, jesa, jesa! -Entrela en brasaos pequeños pa librar la chayotera. Coja por este saguán y d'iay cruza a la derecha, y en el rincón de l'esquina me l'acomoda en estebas de modo que deje paso al común. -Sí,? De deveras? Con que quiere de remache que le meta yo la leña y que d'iay se la acomode, y que ha de ser de manera que dé paso a la letrina? Dígame, señora Chepa: no le gusta más pelada y olorosa a yerbagüena, y con lasos en las puntas, y aspergiada de canela, y que además le regale como a modo de una feria, el chonete, los güeysiyos, los calsones, la carreta, y este chuso, y esta faja, y'a la sonta de mi agüela? -¡Qué hombresillo tan malcriao! ¡Cargue pronto con su leña!... -¡No! ¡Si la voy a dejar pa que la queme de muestra!... ¡Que me alse el patas el día que güelga a tratar con viejas.

Resulta claro que el campesino costarricense nunca habló así, es la ficción literaria que se impone sobre la realidad. Ni la palabra ni la voz con que se ha registrado mercando leña corresponden al habla ni del valle Central ni de ninguna otra región de Costa Rica. Por supuesto que hay palabras que si eran del habla cotidiana.

La poesía de Aquileo es una teatralización de diversas situaciones que nos señalan pistas de una forma de ser, pero que el autor se inventó sus personajes no cabe la menor. La revisión del diccionario de costarriqueñismos de don Carlos Gagini un investigador acucioso recogió las palabras de uso más frecuente propias de nuestra habla. Por eso es que recoger la voz, el registro, los tonos y las cadencias es muy importante.

Ni el habla ni el vestido del campesino corresponden a ninguna época hemos creado al " concho " como un personaje quizá al que se aspiraba que fuera nuestro campesinado. No obstante muchos de estos simples temas merecen una investigación más detalle.

¿ y es importante hacerlo? Pues si, conocer quienes son nuestros ancestros, su estilo, su "modus vivendi" para ir en busca de esa identidad pérdida. Lo que si es claro es que los costarricenses hablamos de vos, nos voceamos y no nos tuteamos, eso,es más reciente que entre los sectores medios y algunos intelectuales postizos se ha puesto de moda eso de tu. Siempre nos queda pendiente el mejor conocimiento del negro y el indio del caribe costarricense, muy idealizados en los estudios sobre identidad nacional.

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