La verdad que yo estaba muy confortable en el vientre materno, ahí sí que lo tuve todo a mano, me imagino como un astronauta en su nave, estira la mano y ahí tiene lo que necesita.
Y como el escuchar es selectivo solo escuchaba la vos de ella, mi soberana, ella me guió durante largas jornadas de mi vida. Mientras escuchábamos el golpeteo del martillo del zapatero, nosotros, ella y yo desojábamos la margarita, ¿será varón? ¿Será mujer? para concluir en que mejor que sea lo sea, mientras sea saludable.
Será zapatero, o costurera, mejor que lo elija. Y ella sé decía para sí, yo lo quiero grande y fuerte, yo lo quiero bello y saludable, yo lo quiero bueno y lo quiero bello.
Pero bueno un día 04 de Marzo cuando la mañana empieza a avanzar,
fui sacado de la nave especial, lloré porque perdía aquella tranquilidad y seguridad,
pero luego sonreí al ver el mundo terrenal.
Nací parado contaba mi madre, señal inequívoca de mi inquietud, no fui ni zapatero, ni panadero, ni sastre, pero amé todo. Aprender de la vida fue mi sino. Pasé largas horas con un balón,
pero me interesaba más la redondez de la tierra. Aprendí a jugar, y tuve una niñez muy feliz.
Nací parado dice madre, no fui zapatero, fui educador, no tuve que mojar el cuero, solo tuve que observar y buscar en los libros
Nací en un barrio pobre, al lado de gente trabajadora, ellos me enseñaron el gusto por lo diverso, admiré al sastre, al joyero, al carnicero, al pulpero, Intenté uno y otro oficio,
pero ese afán por coleccionar papeles me atrajo.
Y bueno ya han pasado tantos años, que ya mis viejos no están, la familia se hizo numerosa y cada uno es cada cual. Cuando la familia es grande hay que entender la diversidad,
criados bajo el mismo techo, somos 9 diferencias, pero eso sí compartimos más que apellido común,
Y en cada aniversario suelo recordar a mi madre, y quizá menos a mi padre. Mi padre fue ejemplo de un ideario político, de luchar por las ideas. Y en ese mundo entre ideas y concreciones maternas, he vivido mis días siempre feliz, no supe que faltaran objetos materiales, los pobres los inventamos. Y sigo siendo el mismo chiquillo de barrio, hoy ya un viejo de barrio que sabe reír, pero que la vida no me ha sido indiferente.
Gracias a mis padres y hermanos, gracias a mis vecinos, gracias a mis amigos
gracias a la vida, gracias a mi Patria.
